Don Alfonso conocía muy bien el trabajo, pero anhelaba construir algo más con su vida. Es por eso que, un día, decidió dejar su empleo en uno de los bancos más importantes de la Ciudad de México. Benjamin, uno de los ejecutivos de ese banco que siempre estimó a don Alfonso, decide apoyarlo y darle el capital semilla para invertirlo, ya sea en el banco, la escuela de sus hijos o un negocio. Fue así que en el año de 1966, don Alfonso decide apostar por  un emprendimiento en el sector alimenticio. Junto con su esposa Gregoria Cruz; optaron por iniciar la operación de un puesto ambulante de caldo de gallina. 

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Con el paso del tiempo, la marca empezó a ganar fama debido a dos factores característicos: el buen sabor del producto y la buena atención al cliente. Fue hasta el año de 1994, qué el restaurante se trasladó a su ubicación actual de la viga y en el 2022 que se inauguró la segunda sucursal ubicada en Miramontes. Ambas son administradas actualmente por los nietos de Don Alfonso.